viernes, 30 de marzo de 2012

Honduras: Obispo trata negociar en motin carcelario


Al menos dieciocho presos han muerto en un motín e incendio registrados dentro de una cárcel de una ciudad industrial del norte de Honduras, en donde prisioneros armados se atrincheraron e impedían el acceso de los bomberos y la policía para combatir las llamas y tomar control de la situación. 

El obispo de San Pedro Sula, Rómulo Emiliani, ha llegado al penal para "negociar, como me han pedido" y declaró "hace tiempo que todo el mundo sabe que a las autoridades no les interesan las cárceles, una bomba de tiempo que seguirá estallando".

El comisario de la policía Yair Mesa informó a The Associated Press que dentro del presidio que "hay 13 muertos asfixiados y quemados" que ya han sido recogidos por la policía, "hay cuatro muertos más en la zona amotinada" y otro fue decapitado y su cabeza lanzada al exterior del penal. 

Mesa dijo también que "el origen del incendio ha sido... un motín de los internos en la propia panadería" que funciona dentro del reclusorio. 

Explicó que como algunos "cuerpos están quemados no podemos determinar aun la causa de la muerte".

Según Mesa, "han sido los propios internos los que han sacado los cuerpos al patio del penal", a donde los amotinados les permitió a uniformados llegar solo para retirarlos. 

El general de los bomberos Alfonso Medina expresó que "puede haber más muertos en el interior del recinto" porque "una zona del penal está fuera del control de las fuerzas de seguridad".

También dijo que "querían ser muy prudentes" y que tratan de "abrir un proceso de conciliación entre presos y policía" ya que "aparentemente un grupo de personas que resiste en el interior podría disponer hasta de granadas" y al parecer algunos reclusos fueron hechos rehenes por sus compañeros.

El comisario Miguel Ponce de la unidad policial de élite "cobras" dijo que las unidades de intervención especial están "a la espera de recibir órdenes". También hay presencia de militares alrededor del recinto. 

El incidente se registraba en un centro penitenciario de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante del país a unos 240 kilómetros al norte de Tegucigalpa. 

El jefe de bomberos de la localidad, José Danilo Flores, sus hombres no fueron autorizados por "reos armados a entrar en el presidio para luchar contra el fuego".

La alarma cundió en la población y entre los parientes de los prisioneros que de inmediato recordaron la tragedia ocurrida el 14 de febrero en el cárcel de Comayagua, donde un incendió mató a 361 reos que estaban encerrados en varios sectores de ese recinto. 

En 2004, en otro incendio en el penal de San Pedro Sula en 2004 murieron 107 reclusos.

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