miércoles, 30 de noviembre de 2011

Padres para poseer e hijos para heredar



Rev. Alberto Ortega

Dios ha constituido herederos, los ha elegido y los hijos cuando heredan tienen que mantener y engrandecer la herencia recibida.

“Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente”, 1 Crónicas 28:8.

Los padres en la Obra de Dios son llamados a consagración. En la Palabra de Dios encontramos que Él le dice a su pueblo Israel, específicamente a los padres: “Guardad en inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente”. Es al padre quien corresponde poseer la heredad de sus hijos. Este principio lo tenemos en nuestro Dios, la Palabra del Señor dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo” (Hebreos 1:1-2).

Dios nuestro Padre, es un padre responsable, tiene herencia para cada uno de nosotros. Dios que todo lo tiene, todo lo posee, nos ha entregado a su Hijo Jesucristo. Que vino a este mundo, se humilló, se hizo hombre, “fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). La Palabra dice que de esa plenitud de Cristo tomamos todos, gracia sobre gracia. Cristo recibe toda la heredad y es el gozo de Él hacernos a nosotros coherederos con Él. Todo lo que nosotros tenemos desde la cabeza hasta los pies tiene que estar lleno de Cristo, todo nuestro ser está en esa herencia que Cristo ha comprado por nosotros y para nosotros en la cruz del calvario.

Es necesario que nos detengamos y analicemos los procesos de la obra de Dios. Cuando vamos a la Palabra nos damos cuenta que Dios en su infinita misericordia tiene propósitos con todos aquellos que se consagran a Él. Dios escoge ciertas vidas para primero formarlas y una vez que están formadas Dios comienza a darles y a poseer una heredad, una herencia.

Tenemos en la Palabra de Dios un hombre como Noé, era un profeta de su tiempo. Su vida es un ejemplo de entrega a la obra de Dios. Lo vemos cuando le ordenó construir el arca y dar el mensaje. Los hombres del tiempo de Noé, quizá el primer día cuando lo vieron trabajar le preguntaron qué es lo que estás haciendo y él les explicó la necesidad del arca, la revelación que Dios le había dado porque vendría un diluvio, que destruiría toda la humanidad, venía un juicio sobre toda la tierra y aquellos hombres se preguntaban en su corazón ¿cómo será ese juicio? Y él les contestó, ¡vendrá un diluvio! Dice la Biblia que todavía no había llovido en la tierra. Los hombres comenzaron a buscar señales en la naturaleza para ver si lo que Noé estaba diciendo era real. Pero la señal no estaba en la naturaleza, la señal de Dios no estaba en las nubes, la señal de Dios estaba en el arca y esa arca era el testimonio de que el juicio de Dios venía y Noé estaba edificando el arca en el cual él se salvó y toda su familia.

Luego el arca fue levantada y se posó en el monte Ararat. Y Noé descendió el arca e hizo sacrificio a Dios. Cuando se secó la tierra, Dios se acordó de Noé y lo último que tenemos de la vida de Noé es la terrible maldición que pronunció sobre Canaán después no se menciona nada más. Quiere decir que en los tratos y propósitos de Dios tenemos que entender cuál es la posición que Dios nos da en sus propósitos y en sus tratos para con su Obra.

Dios llama a algunos a realizar algo específico. Los propósitos con Abraham eran diferentes, era hacerlo el padre de la fe. En Abraham estaba la simiente que era el linaje de él, que pisotearía la cabeza de la serpiente. Dios dice que Abraham era el padre de la fe, él poseyó esa fe, tomó esa fe, se desarrolló en esa fe, caminaba y comunicaba la fe que Dios había puesto en él. Poseyó esa fe, vivió esa fe, proclamó esa fe, comunicó esa fe, y no solo la vivió, sino que además le dejó como herencia a Isaac, su hijo.

La primera letra del alfabeto hebreo es ALEPH, la segunda es BETH, y la primera letra en un diccionario hebreo es AB que significa PADRE. La primera y la segunda letra del alfabeto hebreo se unen y forman la primera palabra y ésta es Padre. Es decir, que todo lo que viene después de la primera palabra se debe a que ahí está el origen de todo lo demás.

En la Biblia, padre significa, aquel que es el origen de todo lo que existe, no solo es el origen, sino el educador y el protector del hijo. Dios habló a los padres de su pueblo Israel, que tenía que consagrarse para poseer la buena tierra y después de poseerla no podían quedarse con ella sino que tenían que aprender que esa tierra que Dios les había dado tenían que entregarla a sus herederos. Ningún padre se puede quedar con lo que ha conquistado, con lo que Dios le ha dado, tiene que comunicarlo a aquellos hijos que Dios le ha dado en ese ministerio.

Cuando el padre no entiende que lo que está conquistando, que lo que está ganando, que lo que está recibiendo no es para él mismo sino para sus hijos, entonces el padre falla, el padre le quita la bendición a sus hijos, el padre impide a sus hijos recibir la herencia porque eso es lo que Dios quiere, que los hijos reciban lo que el padre estuvo conquistando, estuvo tomando, estuvo recibiendo.

Hay padres perezosos que no conquistan nada para sus hijos. Hay padres que conquistan, pero se vuelven avaros, se lo gastan todos, se van a la tumba y solo dejan ruinas detrás de ellos.

Hay padres que conquistan, toman, poseen y saben entregar a sus hijos; para que hereden, para que reciban aquello que tanto les costó. Porque ese es el propósito de Dios, Padres para poseer e hijos para heredar, este es un principio bíblico y tenemos que entender este principio en esta hora que estamos viviendo.

En esta Obra del Movimiento Misionero Mundial, nosotros somos aquellos que estamos heredando lo que Dios le ha dado a nuestros padres, y aquí están los hijos que han heredado para poseerla.

El padre tiene que conquistar, el padre no puede heredar. Dios escoge hombres, nadie se puede autoproclamar padre de una Obra, ni fundador. Hay muchas Obras ficticias que cuando usted busca el fundamento no encuentra nada.

Para Dios usar una persona con propósitos específicos, hay cuatro condiciones de saber: 1) GUARDAD, 2) INQUIRIR, 3) POSEER y, 4) HEREDAD.

1) La primera que Dios revela es GUARDAD (Shamar), que significa: poner un cerco, proteger. Lo primero es guardar porque hay muchos padres que no hacen provisión y cuando no se hace esto, no se puede aconsejar a sus hijos. El que no guarda no importa cuánto se le dé todo lo pierde, todo lo bota, no recibe nada, pero aquel que guarda comenzará a buscar y a inquirir en la Palabra de Dios.

2) El segundo paso es INQUIRIR (Daresh), que significa: pisada, pisar con frecuencia en un mismo lugar de manera habitual. Para ser padre y poseer necesita no solo guardar la Palabra de Dios, sino además inquirir. Cuando se inquiere se dejan huellas para que los hijos entren en ese mismo camino que Cristo abrió para nosotros hasta el lugar santísimo.

El padre que va a poseer tiene que dejar huellas y para dejar estas hay que caminar no una vez, sino todos los días. Este es un camino de sufrimientos, de dificultades, es un camino angosto, pero que vale la pena caminarlo. Vale la pena dejar las huellas para que otros entren, sigan y vean que si se está caminando por la misma senda.

3) El tercer principio para heredar es POSEER (yaresh), que significa: ocupar algo que está lleno por alguien más, en el hebreo significa echar fuera los inquilinos que ocupan esa posición. Dice Dios: “Guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis…”Cuando Israel entró en la tierra prometida encontraron inquilino que estaban contaminando la tierra, pero ellos entraron. Para poseer hay que echar fuera los enemigos de la Obra de Dios. Pero cuando una Obra no expulsa, no saca, y deja que se instalen los enemigos; esa Obra no prospera, no avanza, no vence. Nosotros hemos aprendido que debemos echar afuera todo aquello que está impidiendo que la Obra de Dios avance.

Cuando un obrero se daña Dios nos da otro mejor. Dios a través del profeta Samuel le habló a Saúl y le dijo que Dios “lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú”(1 Samuel 15:28). Si no estamos dispuestos a pagar el precio, Dios hallará otro mejor. Cuando Dios escogió a Saúl, lo escogió porque era el mejor, pero se dañó y Dios tuvo que buscar otro mejor. Por eso, cada obrero, cada misionero, cada presbítero, cada maestro de escuela dominical tiene que proponerse en el Señor darlo todo. Debe recordar que debemos de dar todo lo que la Obra requiera de nosotros para que Dios no tenga que dejarnos a un lado y buscarse otro.

Para poseer hay que expulsar al enemigo, y habrá batallas, pero para esas batallas Dios tiene una armadura. El que no la tiene se tambalea, le llega la inseguridad, la duda, no puede discernir sin la presencia de Dios. En su presencia comprendemos el propósito de tener toda la armadura de Dios. En estos tiempos hemos tenido que tomarla y ponerla continuamente porque ésta es la que nos protege en el combate. Es muy necesaria para poseer lo que Dios  nos ha entregado, para su gloria.

La Biblia dice qué es la armadura de Dios. Los soldados romanos tenían un lugar específico donde guardaban la armadura. Cuando tenían que ponerse la armadura iban al lugar donde se guardaban. La Palabra de Dios dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios…” (Efesios 6:11). Esta no está en el armario de su casa, ni el pueblo de Dios. Sino que está en la presencia de Dios. Cuando viene el enemigo, y voy a ponerme la armadura, ésta se encuentra en la presencia de Dios, lo primero que me reviste es la presencia de Dios porque la armadura está delante del Dios vivo. Cuando el diablo me ve lleno de la presencia de Dios y vestido de toda la armadura de Dios sale huyendo porque no puede quedar en pie delante de la presencia de Dios.

4) El cuarto paso es HEREDAR. Dios dice en su palabra “para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia”, este principio está expresado en toda la Biblia. El padre posee, pero no para él, el padre recibe pero no para entregar, para que los hijos se gocen de lo que los padres estuvieron conquistando por la fe. HEREDAR significa (Nachal) distribuir lo que se ha recibido. Hay padres que no distribuyen, no dejan ni las migajas a los hijos, hay padres que toman, poseen y se lo entregan a los que no son sus hijos.

Abraham le llegó el momento que tenía que entregar la herencia en vida, no esperó morir para entregarla. Abraham hizo algo muy precioso, tomó a Ismael, le dio una parte, y lo mandó lejos, para que este ni le quitara la herencia al que era hijo de Sara, el hijo de la promesa. No hay que equivocarse de heredero, hay quien se equivoca, pero Dios no se equivoca. Él sabe quiénes son sus herederos.

Hay hijos que son como Esaú, vivieron vidas desordenadas, trayendo dolor al corazón de sus padres, deshaciendo el testimonio de ellos, pero luego cuando se acerca el momento de heredar viene a buscar la bendición, pero ya su papá se lo había entregado a otro. Entonces Esaú le dijo: ¿Padre no ha quedado otra bendición para mí? Isaac respondió: no hay otra herencia, no hay otra bendición (Génesis 27:36-38).

Hay hijos malos que no valen ni un Eliezer. Abraham le preguntó a Dios, Señor, ¿Quién me va a heredar, este damasceno, este siervo? Ese siervo, sabiendo que no podía heredar, que nunca iba a recibir la herencia, le fue fiel a Abraham. Hay hijos que siendo legítimos no tienen la fidelidad de Eliezer. Un error que cometían muchos padres era que creían que el sucesor podía ser quien ellos decidiera. Dios es quien constituye al sucesor de su heredad.

Moisés tuvo un siervo fiel, Josué, pero cuando le llegó el momento de pasar el mando no pensó en su hijo Gerson que pueda ocupar su lugar. “Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo: Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él” (Números 27:15-18). Ningún hombre puede determinar quiénes son los herederos de la Obra, pues ésta no es de hombres, sino de Dios y ésta nació en el corazón de Dios. Él es quien constituye al sucesor y no mira conveniencias personales. Hubo un tiempo en que pensaban que por ser hijo ya automáticamente eran herederos. Eso sucedió con el profeta Samuel, él quiso que sus hijos fueran herederos y los puso como herederos del patrimonio espiritual, pero se equivocó.

Cuando José trajo a sus hijos a Israel (Jacob), éste casi ya no veía (Génesis 48:8-10). “Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones. Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés” (Génesis 48:17-20). La Biblia dice que a José no le gustó la acción de su padre y pensó que se había equivocado de heredero, pero Israel que estaba en comunión con Dios afirmó que “así conviene que se haga”. Y así conviene que se haga en esta Obra del Movimiento Misionero Mundial.

Hemos dicho padres para poseer, pero ahora vienen los hijos para heredar. ¿Y quiénes son los hijos para heredar? ¿Aquellos que golpearon, aquellos que traicionaron? Los hijos que heredan son aquellos que estuvieron en el dolor, en las lágrimas, que en las pruebas estuvieron al lado de nuestros líderes. ¿Quiénes son los hijos?, los que se proclaman o los que vivieron y sufrieron al lado de ellos. En medio de esta Obra hay varones, siervos de Dios, que estuvieron con ellos en el sufrimiento, en el llanto, las pruebas mostrándoles su amor al Señor y a la Obra. Sin anhelos de posiciones, sin anhelar ganancias personales. Nosotros seguimos respetando y amando a los fundadores de esta Obra, siempre recordaremos sus palabras: “Que el Señor es el dueño de esta Obra”.

Dios ha constituido herederos, los ha elegido y los hijos cuando heredan tienen que mantener y engrandecer la herencia recibida. En esta hora le decimos al Señor “somos los herederos”, vamos a engrandecer esta Obra, y con su ayuda la llevaremos adelante, a través de los mares.

Seguiremos avanzando en el mundo, aquí estamos con aquellos que Tú has escogido, con aquellos que son fieles. Si el Señor se tardare en venir ellos un día tendrán que entregar y otros tendrán que heredar, pero cada vez que esa herencia pase de los padres a los hijos Dios la irá engrandeciendo para su gloria.

Bautismo en Antioquia



Glorioso Bautismo en Agua en la Finca Canaán, departamento de Antioquia. Bajaron a las aguas un precioso grupo de 156 hermanos de las iglesias del área metropolitana de Medellín, en Colombia.
Cumpliendo el mandato del Señor Jesucristo de: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19), el Movimiento Misionero Mundial en Colombia realizó un glorioso Bautismo en Agua en la Finca Canaán, propiedad de la Obra, ubicada en el municipio de Rionegro, departamento de Antioquia. Esta preciosa actividad se realizó el 20 de julio del presente año.

Se reunieron hermanos de la Zona 8 cuyo Presbítero es el Rev. Joaquín Parra, Oficial Nacional. En esta zona pastorea también el Rev. Gustavo Martínez, Presidente Internacional de la Obra. En esta finca bajaron a las aguas un precioso grupo de 156 hermanos de las iglesias del área metropolitana de Medellín. Fue un día de alegría y fiesta, todos en un mismo ánimo, pastores, creyentes, familiares y amigos. Muchos fueron impactados con testimonios de hermanos que antes fueron esclavos del pecado, pero que hoy en día son hombres y mujeres redimidos por la gracia de Dios.

Olor Fragante a JEHOVÁ

REV. Juan Espiritu (adoracion a Dios)


si vivimos que sea para Dios y no parael mundo
y aun asi muramos que sea para la gloria de Dios


bienaventurado el varon que en JEHOVÁ esta puesta
su confianza nunca sera avergonzado


alabemos a Dios con cantico nuevo


La mies es mucha pero los Obreros pocos



Manos prodigiosas

Es el nombre del libro autobiográfico de Ben Carson, uno de los más grandes neurocirujanos de la actualidad. Un relato íntimo que revela cómo la fe en Dios puede transformar la vida de un hombre.
Benjamín Carson, no es sólo un excepcional neurocirujano, sino que su vida es un fiel ejemplo de los inimaginables planes que Dios tiene trazados en el mapa de la vida de cada ser humano. Su libro, “Manos prodigiosas”, es una autobiografía que ha vendido numerosos ejemplares alrededor del mundo, y en el año 2009, se estrenó una película basada en la publicación. La historia de Ben es inusualmente conmovedora, partiendo desde el día en que su padre abandonó el hogar, cuando tenía apenas ocho años. Su sueño de convertirse en médico, sus estudios en Yale y la operación que lo consagró como uno de los más destacados médicos en la historia de la reconocida Institución Médica norteamericana John Hopkins. Carson ha dejado una huella imborrable en el corazón de cada persona que ha tenido la bendición de conocerlo y en aquellos que han sido curados por sus manos prodigiosas.

Ben, a su corta edad, sufrió en carne propia la discriminación de sus compañeros por ser “un niño negro” y llegó a creer que sus bajas calificaciones se debían a su color de piel. Sin embargo, su madre, una mujer iletrada, pero con una sabiduría innata, empezó a inculcar en Benjamín y Curtis, su hermano, el amor por los libros. Los Carson demostraron a los niños blancos de su escuela que el color de piel no define el nivel de inteligencia.

Y eso fue sólo el principio, puesto que Ben, a sus escasos ocho años, tomó la decisión de convertirse en médico, un médico misionero.

Eso es lo que quiero hacer -le dije a mi madre al regresar a casa- ser médico. ¿Puedo ser médico, mamá? Bennie, dijo ella, escúchame. Nos detuvimos y mi madre me miró a los ojos. Luego, poniendo sus manos sobre mis hombros, dijo: Si le pides al Señor algo, y crees que lo hará, así sucederá.

                                                                                     -Creo que puedo ser médico.
 
-Entonces, Bennie, serás médico, dijo ella como si nada, y empezamos a caminar de nuevo. Después de las palabras de mi madre, las cuales me fortalecieron, nunca dudé de lo que quería ser en la vida.



Los años iban pasando fugazmente y Ben estaba a punto de salir del colegio. Se había convertido en uno de los estudiantes más sobresalientes de su clase y en su último año, obtuvo el grado de coronel en el CEOR. Pronto, las grandes universidades enviaron sus representantes para lograr que Carson se inscribiera. Ben se debatía entre Harvard y Yale, pero finalmente se decidió por Yale, en donde le ofrecieron una beca académica del noventa por ciento. De esta manera, el sueño de Ben se iba haciendo realidad, hasta que un día, su objetivo estuvo a punto de truncarse. Era su primer año en Yale, había obtenido bajas calificaciones en química y el examen final era la última esperanza de Carson para continuar estudiando medicina. Sin embargo, oró con una indescriptible fe y Dios le reveló en sueños las respuestas de la prueba.

Por fin, con el corazón latiéndome muy fuerte, abrí el cuaderno y leí el primer problema. Lo revisé con rapidez mientras me reía en silencio al confirmar lo que de repente supe. Los problemas del examen eran idénticos a los que había escrito la figura nebulosa en mi sueño. “Dios, tú hiciste un milagro”, le dije al salir del salón de clases. “Te prometo que nunca te pondré en esa situación de nuevo”.

MENSAJES DIVINOS

Desde el punto de vista académico, Benjamín nunca volvió a descuidar sus estudios. Sus promedios eran excelentes y siempre mantuvo el perfil de un líder. Por otro lado, Carson provenía de una familia sumamente pobre y en muchas oportunidades se encontró sin un centavo en el bolsillo, sin embargo, su absoluta confianza en Dios y en sus promesas, hizo que el Padre Celestial contestara cada una de sus peticiones.

La falta de dinero me atormentó de forma reiterada en mis años universitarios. No obstante, una experiencia durante mis estudios en Yale me recordó que Dios me cuidaba y siempre me proveía para mis necesidades. Un día caminando solo por el plantel, lamentándome de mi situación, oré: Señor, por favor, ayúdame. Por lo menos dame lo del pasaje del autobús para ir a la iglesia. Aunque había estado caminando sin rumbo fijo, alcé la vista y me di cuenta de que estaba justo fuera de la Capilla Battel en el plantel antiguo. Miré al suelo. Un billete de diez dólares yacía arrugado en el suelo como a un metro de mí. Gracias, Dios, dije al recogerlo, casi sin creer que tenía dinero en las manos.

Esto es sólo una de las tantas formas en que Dios se ha manifestado en la vida de Carson, haciéndole saber que todo lo que tiene se lo debe a Él, tal y como su madre solía decirle cuando era pequeño. En el transcurso de su vida universitaria conoció a Candy, quien años después se convertiría en su esposa y madre de sus tres hijos. Así, los años que faltaban para culminar su carrera se iban acortando y aunque al inicio estaba decidido a especializarse en psicología, los planes que Dios tenía para Ben eran diferentes: se dedicó a la rama de la neurocirugía. Él aún no lo sabía, pero Dios lo estaba preparando para ser un instrumento de bendición y a través de sus manos prodigiosas devolverle la vida a muchas personas, en su gran mayoría, niños.

Un día me percaté con agudeza de una capacidad desusada -un don divino, pienso- una extraordinaria coordinación entre el ojo y la mano. El don de la coordinación ha sido un talento invaluable en la cirugía. Durante mis estudios en la facultad de medicina, y los siguientes años, me di cuenta del valor de esta habilidad. Para mí, es el talento más significativo que Dios me ha dado, y la razón por la que la gente a veces dice que tengo “manos prodigiosas”.

Benjamín Carson estaba culminando sus estudios universitarios cuando realizó su sueño de ingresar a la Institución Médica John Hopkins, lo cual era casi imposible, puesto que sólo aceptaban a dos estudiantes al año para la residencia de neurocirugía.

Desde ese entonces, Ben ha trabajado con mucho ahínco con el único fin de salvar vidas y ganarlas para Dios. Existen innumerables testimonios de personas desahuciadas que acudieron a John Hopkins, en busca de una mínima esperanza de vida, que pudiera devolverles la fe en lo imposible. Uno de los casos más memorables es el de Maranda Francisco, una niña de tan sólo cuatro años, que llegó a tener hasta cien convulsiones en un día, ocasionadas en su hemisferio izquierdo, por lo que el doctor Ben decidió que se le debía practicar una hemisferectomía (extracción de uno de los dos hemisferios), que por cierto, nunca antes había realizado.

Los ojos de Maranda parpadearon y se abrieron por un segundo. Los quiero, mamá y papá, dijo.

Terry se echó a llorar de alegría, y Luis se limpió los ojos con la mano. ¡Ella habló!, dijo emocionada una enfermera. ¡Ella habló! Me quedé allí de pie, asombrado y entusiasmado mientras participaba en silencio de ese increíble momento. En silencio le agradecí a Dios por restaurarle la vida a esta preciosa niñita. Maranda había abierto los ojos. Había reconocido a sus padres. Estaba hablando, oyendo, pensando, respondiendo. Le habíamos extirpado la mitad izquierda de su cerebro, la parte dominante que controla el área del habla. ¡Sin embargo, estaba hablando!

Al oír sobre la exitosa operación de Maranda, una gran cantidad de padres comenzaron a visitar diariamente las instalaciones del John Hopkins, para poder alcanzar un espacio en la recargada agenda del doctor Carson, quien llegó a tener todo un año colmado de citas médicas. Su entrega y su fortaleza son admirables. Podía pasarse más de catorce horas trabajando sin descanso, a pesar de tener en casa una familia que lo necesitaba. Un día, al esposo de una de las enfermeras del hospital, y que a su vez asistía a la misma iglesia que Ben, le diagnosticaron una rara enfermedad conocida como VHL, a las personas que padecen de este mal les brotan múltiples tumores cerebrales y retínales. Susan, la enfermera, le pidió al doctor Carson que realizara la operación que podía salvarle la vida a su esposo o llevarlo a la muerte.

Después de la segunda cirugía del tronco del encéfalo estaba pasando revista en la tarde y fui a ver a Craig. No podía creerlo: estaba sentado en la cama. Le pedí que moviera el pie y cualquier otra parte en la que pude pensar. Todo estaba normal. No podía explicarme cómo podía ser eso, pero así era. Craig todavía tenía problemas para tragar, pero todo lo demás parecía estar bien.

-Pienso que Dios tiene algo que ver con esto, dije. Pienso que Dios tiene todo que ver con esto, contestó él. Ya tiene su milagro, Craig, señalé.

EL GRAN MILAGRO

Pero, sin duda alguna, la operación más riesgosa que realizó el doctor Ben Carson fue a los siameses Patrick y Benjamin Binder, de siete meses, quienes habían nacido unidos por la parte trasera del cráneo, lo que hacía casi imposible que sobrevivieran a la intervención quirúrgica. Sin embargo, Ben y su equipo médico, estudiaron minuciosamente el caso Binder durante cinco largos meses, y un 5 de septiembre de 1987 los siameses ingresaron a la sala de operaciones. Fueron veintidós angustiantes horas, se necesitaron muchísimas unidades de sangre, pero finalmente los gemelos Binder fueron separados milagrosamente.

Mi Dios, oraba en silencio una y otra vez, permíteles vivir. Haz que lo logren. Cuando nuestro equipo salió del quirófano escuchando el aplauso de los demás miembros del personal del hospital, Rogers fue directamente hacia Theresa Binder y con una sonrisa en su rostro le preguntó: “¿A cuál de los niños le gustaría ver primero?” Ella abrió los labios para responder, pero las lágrimas inundaron sus ojos. Patrick y Benjamin Binder permanecieron en coma por diez días, pero tan pronto como el fenobarbital se agotó, ambos niños abrieron los ojos y empezaron a mirar por todos lados. Nos sentíamos emocionados. En los días que siguieron me hallé preguntándome en silencio: ¿Esto es real? ¿Está sucediendo? No había esperado que sobrevivieran por veinticuatro horas, pero ahora estaban progresando muy bien todos los días. “Dios, gracias, gracias de verdad”, me encontré repitiendo una y otra vez. “Sé que tu mano está en todo esto”.

Después de este magno acontecimiento, los periodistas invadieron el hospital John Hopkins, en busca de una entrevista con el doctor Carson. Benjamín ha sido reconocido a nivel internacional por su labor como profesor y director de neurocirugía pediátrica, así como, su loable trabajo con los jóvenes y su proyecto “becas Carson” en donde premia a estudiantes destacados en el ámbito académico, pero que cuentan con bajos recursos económicos. Finalmente, Ben nos deja un contundente ejemplo de vida, su perseverancia, su fe inagotable, su confianza en Dios, ha hecho de él, un extraordinario hombre con una maravillosa historia que contar.


El trabajo, una bendición



“Seis días trabajarás y harás toda tú obra, más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios” Éxodo 20:9.
Hubo una época en la historia humana en que se consideró el trabajo una maldición. Más exactamente en tiempos antes de la gran reforma protestante. Sobre el particular se decía que el trabajo era como un azote, castigo impuesto al hombre como recompensa. Era un medio de disciplina, de freno a los vicios, se consideraba que el único trabajo digno era el que cumplían los religiosos en los monasterios. Según el orden divino hallamos que el eterno creador es incansable en laborar. Jesús dijo: “Mi Padre hasta ahora trabaja y yo trabajo” (Juan 5:17).

La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como el creador del universo, como el gran gestor de la vida, como el arquitecto, ingeniero y primer obrero de su creación.

Siendo que Dios mismo es el primer obrero de su creación, no sólo en el acto creador sino en la obra de preservación y conservación el trabajo no puede considerarse como una maldición.  Cuando el hombre y su mujer fueron creados el Padre de familia humana le asignó un lugar, el mejor de la tierra. Le asignó un trabajo que hacer, cuidar el huerto y labrarlo. También fue comisionado por Dios a velar por la creación animal, dando nombre a cada especie y le entregó autoridad sobre toda la creación terrenal.

Cada humano tiene una comisión divina que cumplir en su corta estadía en este pequeño mundo. El término trabajo abarca todo lo que hacemos con el ejercicio de nuestros talentos en actividades que resultan en ganancia que utilizamos para el sostenimiento propio y el de nuestras familias y de la Obra de Dios. Bendito sea Dios que nos hizo para trabajar. Fuimos creados para ser fructíferos y productivos (Génesis 1:28). El pueblo de Dios es un pueblo trabajador y de la mejor calidad.

Toda la Biblia nos muestra su cultura del trabajo como un hecho de bendición. Con el trabajo mejora la condición de vida del individuo, la familia, la comunidad y la nación. Dos grandes ramas estuvieron en las manos de Caín, hijo mayor de Adán y Eva y la ganadería en manos de Abel, el más joven. Estos dos pioneros del trabajo eran prósperos en su labor, su trabajo también producía para agradecer al dueño de la empresa, a Dios, el Creador del universo. Traían ofrendas y sacrificios como un acto de gratitud. Todo el Antiguo Testamento muestra al pueblo de Dios laborando, Noé un gran constructor de navíos, agricultor y ganadero, Abraham ganadero, agricultor y comerciante. Los israelitas ganaderos, agricultores, artesanos, constructores, ingenieros y administradores brillantes. La cultura del trabajo está tan arraigada en la descendencia de Abraham que es y ha sido una fortaleza económica en el mundo, en todas las naciones y en toda su historia.

Tenemos que trabajar mientras el día dure, porque viene la noche cuando nadie puede trabajar. Trabajemos en bien de la Obra, de las almas perdidas y del Señor, y recibiremos la recompensa. Amén.

Aqui un video acerca de la importancia del Trabajo:

El secreto de una gran victoria



Rev. Enrique Centeno

Tenemos la historia del reinado, bueno y largo, de Asa. En particular, la gran victoria que obtuvo contra un gran ejército de etíopes que salieron contra él.

“E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado. Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz. Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados. Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros… Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes” (2 Crónicas 14:2-12).

Tenemos la historia del reinado, bueno y largo, de Asa. Su piedad (vv. 1-5). Su política (vv. 6-8). Su prosperidad; en particular, la gran victoria que obtuvo contra un gran ejército de etíopes que salieron contra él (vv. 9-15).

1. QUITÓ TODO LO QUE IMPEDÍA LA BENDICIÓN DE DIOS

Asa procuró agradar a Dios y se esforzó en presentarse a Dios aprobado (2 Timoteo 2:15). “E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios”(v. 2). ¿Por qué hizo Asa lo recto y lo bueno delante de Jehová su Dios? Dice la Palabra: “Porque quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por obra la ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado”(vv. 3-5).

La reforma que emprendió tan pronto como subió al trono. Retiró y abolió la idolatría. Desde que Salomón había iniciado la idolatría en la última parte de su reinado, nada se había hecho para suprimirla. Dioses extranjeros eran adorados y tenían sus altares, imágenes y cipos; y el servicio del templo, aunque era llevado a cabo por los sacerdotes (13:10), era descuidado por gran parte del pueblo. Tan pronto como Asa tuvo el poder en sus manos, se propuso destruir todos aquellos altares idolátricos con sus imágenes (vv. 3, 5). Esperaba que, al destruir los ídolos, volverían en sí los idólatras. Reavivó y estableció el culto a Dios solo y, puesto que los sacerdotes cumplían con su oficio y servían a los altares de Dios, mandó al pueblo a que cumplieran también con su deber (v. 4): “Mandó a Judá que buscase a el Dios de sus padres(y no a los dioses de los paganos), y pusiese por obra la ley y sus mandamientos”. Al obrar así, “estuvo el reino en paz bajo su reinado” (v. 5).

Estos lugares que se mencionan, eran donde se les rendía culto a Baal el dios de la fertilidad, a Asera la diosa de la fortuna, y a Moloc, el dios al cual que se le ofrecían sacrificios humanos. Todos esos dioses estaban en medio del pueblo de Israel, y por supuesto, el pueblo estaba desviado de la verdadera adoración. Esos dioses extraños interrumpían la verdadera comunión entre Dios y su pueblo.

Sin embargo, Asa fue guiado para limpiar de en medio del pueblo todo aquello que estorbaba e impedía la verdadera adoración y el culto a Dios. Y cuando Asa hizo esto, el reino tuvo paz. La Palabra dice que “cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová(delante de Dios),aun a sus enemigos hace estar en paz con él” (Proverbios 16:7). Aunque en nuestros días, el pueblo de Dios no tenga esos dioses desagradables, abominables como lo tenía el pueblo de Israel, existen muchas cosas que están apartando y separando al pueblo de Dios.

Si queremos la bendición de Dios, tiene que haber purificación en nuestras vidas, y si queremos ser de bendición para otros, tenemos que quitar todo lo que impida que Dios pueda usarnos como canal y fuente de bendición.

2. Hubo preparación

“Y edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz”(v. 6). Asa edificó ciudades fortificadas en Judá para asegurar la victoria. Para que haya edificación tiene que haber paz. En tiempos de guerra, una nación no puede edificar porque la guerra destruye lo que estaba edificado. Amado, aunque el mundo esté en guerra y en conflicto, en el pueblo de Dios que es la Iglesia de Jesucristo tenemos paz, porque Cristo es el autor de la paz. Él dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27). Para poder vivir en paz con nuestros semejantes, primero tenemos que estar en paz con Dios y con nosotros mismos.

El mundo habla mucho de paz, pero no hay paz en el mundo. Y todos sabemos que este anuncio de paz que se oye por doquiera, no es más que un pregón de lo que está por suceder muy pronto. Cristo levantará su Iglesia y los juicios de Dios serán derramados en toda su potencia sobre la faz de esta tierra.

Cristo dijo: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia”(Mateo 16:18). En Hechos 9:31 dice que las iglesias eran edificadas por todas partes, porque “tenían paz”. Tenemos que estar consciente para qué el Señor nos ha llamado. Para poder edificar tenemos que estar cien por ciento en perfecta unidad, trabajando en equipo para el engrandecimiento de la Obra de Dios y para la gloria de su nombre. Tenemos que mantenernos en unidad para poder seguir edificando. Debemos cerrar cada vez más las brechas, para no darle tregua ni oportunidad al enemigo.

3. EDIFICÓ MUROS

“Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros…”(v. 7). Los muros nos hablan de protección.

Antiguamente una ciudad sin muros era vulnerable al enemigo. Los habitantes de Jericó y su rey estaban confiados mientras los muros estaban levantados, pero cuando Dios los derribó, quedaron a expensas del pueblo de Israel. Cuando Nehemías supo del estado y la condición en que se encontraba Jerusalén que sus muros estaban arruinados, sus puertas por el piso, sintió gran preocupación, porque Jerusalén estaba desprotegida, estaba en ruinas.

En la vida cristiana tenemos que tener muros a nuestro alrededor. Cuando Dios le habló a Satanás a cerca de Job, le dijo: “¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso delante de Dios y apartado del mal?” (Job 1:8). El diablo le dijo a Dios: “¿No le has cercado alrededor él y a su casa y a  todo lo que tiene?”(Job 1:10). Así que el diablo veía toda la muralla que Dios había puesto alrededor de la vida de Job, de este siervo de Dios.

En la vida ministerial tiene que levantarse muros de protección, igualmente en esta Obra del Movimiento Misionero Mundial, los muros tienen que seguir en pie. Los muros de santidad no deben caerse. Dentro del llamado pueblo de Dios se ha colado mucha inmundicia, mucha mundanalidad, y se hace muy difícil distinguir entre los que son de Dios y los que pertenecen al mundo. Sabemos que el pueblo de Dios siempre ha sido y debe ser un pueblo diferente, y tiene que establecerse esa diferencia. Por eso tenemos que seguir edificando el muro de la santidad aunque nos digan anticuados, aunque nos digan fanáticos.

No podemos rebajar las normas de conducta que Dios ha establecido dentro de esta Obra. Preferimos agradar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo guardando su Palabra, no importando los apodos o epítetos que nos pongan, porque es mejor honrar a Dios y a Su Palabra. El Señor ha dicho: “Yo honraré a los que me honran” (1 Samuel 2:30). Dios quiere hombres y mujeres rendidos, dispuestos, y llenos del Espíritu Santo, que proclamen su Palabra tal como Él lo ha dado.

Hay que seguir levantando los muros de la Palabra, siendo luz y testimonio en este mundo. Tenemos que confesar a Cristo con nuestros labios y con nuestros hechos, tenemos que vivir vidas santas por dentro y por fuera.

4. EDIFICÓ TORRES

“Dijo, por tanto, a Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres…”(v. 7). Las torres nos hablan de vigilancia.

La torres de la oración. “Velad y orad, para que no entréis en tentación”(Mateo 26:41). “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así(vigilando)”(Mateo 24:46). “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”(1 Pedro 5:8). Cuando descuidamos nuestra vida de oración, en nuestra muralla de protección se puede abrir una brecha por la cual entre el enemigo. Por eso es que tenemos que mantenernos en vigilancia. Las torres no se pueden descuidar, tenemos que seguir edificándolas para la gloria del Señor.

5. PREPARÓ UN EJÉRCITO

“Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros” (v. 8). Asa también tenía ejército de hombres diestros que tenían escudos y entesaban arcos. La Iglesia de Cristo es un ejército.

Cuando Moisés fue comisionado para que fuera delante de Faraón, con la orden de dejar en libertad al pueblo de Israel, Dios le dijo a Moisés: “Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos”(Éxodo 6:26). En el libro del Cantar de los Cantares 6:10, refiriéndose a la Iglesia dice: “¿Quién es ésta que se muestra como alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden?” (Cantares 6:10).Así que Dios llama a su pueblo mis ejércitos y Dios es llamado en la Biblia: “Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel”(Isaías 47:4).

Somos parte del ejército de Dios. Dice la Palabra que en el ejército de Asa todos eran hombres diestros. En Cantares 3:7-8, leemos: “He aquí es la litera de Salomón; sesenta valientes la rodean, de los fuertes de Israel. Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra; cada uno su espada sobre su muslo”. Sabemos que la espada del pueblo de Dios es la Biblia. Asa tenía un ejército preparado, que tenía que enfrentarse a la resistencia. “Vendrá el enemigo como río, pero el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él”(Isaías 59:19). “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado”(Salmo 27:3).

“Y clamó Asa a Jehová su Dios…”(v. 11). Y Zera comandaba un ejército de un millón de hombres el cual superaba en soldados a los ejércitos de Asa, casi los duplicaba, Asa clamaba: “¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar alguna al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre venimos contra este ejército”(v. 11). Aunque el ejército de Asa estaba bien adiestrado y equipado, él no puso su confianza en las armas, ni en los diestros que eran sus soldados, su confianza estaba en Dios. No podemos apoyarnos en nosotros mismos, ni en otros, ni en la política, ni en el mundo tenemos que apoyarnos en Dios. Asa reconoce que el enemigo era poderoso, pero sabía que el Señor era el que peleaba.

He aquí uno de los secretos de la victoria: la confianza en el Señor, Él es el Dios de la victoria. Zera y todos los etíopes fueron aniquilados. Fue una victoria moral, material y económica, regresaron a Jerusalén triunfantes.

La Iglesia tiene el desafío y el reto más grande de la historia. Muchos están siendo vencidos, derrotados ante las fuerzas enemigas; pero como dijera el libro de Hebreos: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tiene fe para preservación del alma”(Hebreos 10:39).

Estamos en conflicto, en una gran batalla, en una gran lucha; la cual no es “contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Es un ejército poderoso, pero el Cristo de la gloria nos ha proporcionado las armas adecuadas para pelear.

Como Iglesia nos enfrentamos a ese ejército, por eso las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Creemos que Dios nos ha provisto del poder del Espíritu Santo, con los dones milagrosos, los frutos del Espíritu Santo, y el arma defensiva más poderosa de los siglos: la Palabra de Dios.

En medio de este tiempo de conflictos y de muchas dificultades, podemos mantenernos firmes en una vida cristiana de total y constante victoria; porque “esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4) en el Cristo invencible, victorioso. No estamos solos en la batalla, Cristo ha prometido: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20), dándonos siempre la victoria.

martes, 29 de noviembre de 2011

Reverendo Humberto Henao - Vivir una Vida de Santidad

Vivir una vida en santidad:


















Carl Gustav Boberg





Carl Gustav Boberg fue un escritor y legislador sueco de amplísima trayectoria. Sin embargo ésta ha sido eclipsada por su obra mayor, el himno “¡Cuan Grande es Él!” (O Store Gud).
Boberg nació en Mönsterås, cerca de Kalmar, Suecia, el 16 de agosto de 1859.

Hijo de un carpintero, trabajó durante un tiempo como marinero, llegó a Cristo a los 19 años y asistió a una escuela bíblica en Kristinehamm, sirvió como ministro laico. Luego fue el editor del periódico semanal evangélico Sanningsvittnet (Testigo de la Verdad) desde 1890 hasta 1916.

Durante veinte años, entre 1912 y 1931, fue miembro
Publicó más de 60 poemas e himnos, incluyendo alguna colaboración con la célebre himnólogaLina Sandell. También ayudó a compilar los dos primeros himnarios de la iglesia sueca.

del Parlamento Sueco.
 Sin lugar a dudas, su nombre trascendió las fronteras de su patria y de su tiempo gracias a su obra “¡Cuan Grande es Él!”, uno de los himnos más famosos e inspiradores de la historia.

Carl Boberg lleno de prestigio y de días, entregó su alma al Señor el 17 de enero de 1940.

LEVANTA TU VOZ Y ALABA A DIOS:

Vestimenta del cristiano


Desde el Antiguo Testamento Dios le habló al pueblo de Israel en cuanto a la vestimenta del hombre y la mujer.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA EN CUANTO A LA VESTIMENTA DEL CRISTIANO- VARÓN O MUJER?

En el Antiguo Testamento Dios le habló al pueblo de Israel en cuanto a la vestimenta del hombre y la mujer. Tanto el hombre como la mujer utilizaban vestidos similares, de modo que la diferencia entre los sexos era muy importante.

“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto”, Deuteronomio 22:5.

En Deuteronomio 22:5 se hace referencia directamente al uso de la ropa del hombre y la mujer y creemos que el énfasis está puesto en la homosexualidad. El hombre y la mujer debían demostrar siempre por su vestimenta el género al cual pertenecían; su vestimenta debía de hacer clara esta distinción. Al no vestir el hombre o la mujer de acuerdo a su género sugería que existían inclinaciones homosexuales en la persona y esto constituía en sí mismo un acto que era abominable ante los ojos de Dios. "No te echarás con varón como con mujer, es abominación" (Levítico 18:22). La Biblia en ambos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento condena la homosexualidad tanto en el hombre como en la mujer.

En el tiempo en que vivimos a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, es ya muy difícil distinguir al homosexual del heterosexual. Las mujeres lesbianas no necesariamente visten de manera masculina, ni los hombres homosexuales o 'gay" visten de manera femenina.

Aunque la Biblia no hace mención específica en cuanto al tipo de moda o estilo que se ha de usar, sí da ciertas reglas o principios que se deben seguir al vestir. Si leemos en 1 Timoteo 2:9-15, encontraremos allí algunos principios en la vestimenta como decoro, pudor y modestia. El apóstol Pablo después de instruir a Timoteo acerca del rol del hombre en la congregación del culto y en público pasa a establecer las bases para la mujer (vs. 9-15).

“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”, 1 Timoteo 2:9-10.

Aparentemente algunas mujeres del tiempo de Pablo y Timoteo no vestían de forma adecuada, o simplemente el mandamiento es dado con el fin de que no ocurra. Las mujeres de entonces, igual que las de hoy día gustaban de vestir de forma que pudieran lucir bien quizás con la intención de llamar la atención al sexo opuesto, pero que muchas veces podía llegar al extremo, perdiéndose así todo sentido de respeto a sus propios cuerpos y faltando al nombre de Cristo. Otras mujeres quizás de clase más alta, buscaban el poder mostrar sus riquezas y su alto estatus social a través del vestido y las prendas costosas.

Estas prácticas podrían llegar o quizás habían llegado a la iglesia, donde las mujeres iban vestidas mayormente de manera inapropiada. La iglesia es el lugar para adorar a Dios y no un lugar para exhibir modas. El objetivo de la mujer (y el hombre) cristiana(o) no debe ser el de mostrar sus posesiones y nivel socio-económico, sino el de ser agradable a Dios en todo, y dar la gloria debida a Su nombre.

Además de lo antes mencionado queda un punto aún mucho más importante. Si una persona se preocupa mucho por su apariencia exterior, podrá descuidar lo que es más importante en ella, su vida interior, la piedad y su vida cristiana.

Adelante vamos a estudiar detenidamente los versos que tiene que ver con la vestimenta en 1 Timoteo 2:9-10.

- “Que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia”. Tres principios son introducidos en cuanto a la vestimenta de la mujer cristiana.

Decoro: apropiado; de pudor y buen gusto en conducta y apariencia; ordenadamente.

Pudor:La calidad o estado de ser propio (apropiado); conforme a lo que es socialmente aceptado en conducta o palabra; temor a ofender las reglas convencionales de la conducta, especialmente entre sexos (en nuestro caso la sociedad y las reglas de conducta cristianas).

Modestia:Libre de orgullo pretensión o vanidad; vestimenta, conducta y hablar apropiado.

Si nos pudiéramos remontar a los tiempos de la iglesia primitiva, nos encontraríamos que todos, hombres, mujeres y niños, estarían vestidos con batas hasta el suelo o hasta la rodilla. Un soldado romano cristiano como lo era Cornelio, estaría vestido con una falda (saya) corta, al alto de la rodilla, y todo esto sin causar ningún escándalo.  Si tratáramos de imponer esta costumbre en América en la era en que vivimos, un hombre vestido con una bata o falda corta, llamaría mucho la atención y fuera causa de escándalo en la iglesia, en la calle o donde quiera que fuera.

Lo que es modesto en una sociedad no lo es en otra. Por eso creo que Dios no instruyó a Pablo a presentar un estilo específico, pero si a presentar los principios que gobernarían los estilos.

Los trajes, faldas (sayas), o batas son estilos de vestimenta generalmente aceptables para la mujer en nuestra sociedad (América), mas no para el hombre. El pantalón es estilo aceptable en nuestra sociedad lo mismo en hombre que en mujer, aunque con diferencia de cortes.

Cualquiera sea la vestimenta o calzado que usen las mujeres cristianas en cualquier cultura o sociedad, deben estar basados en estos tres principios: El de ser decorosos (recatada, honesta, decente), con pudor (con decencia, que no sea provocativa) y con modestia (libre de orgullo, pretensión y vanidad).

La mujer y el hombre deben de tener en cuenta el efecto que ha de tener su vestimenta en otros hermanos en Cristo, para que no sea llamada la atención a sus cuerpos y atraer pensamientos sexuales al sexo opuesto. Aún así tenemos que mantener en mente que por la sencilla razón de que una persona tenga deseos lascivos hacia una (o), no significa esto que estemos vestidos necesariamente mal o provocativamente. El hombre no necesariamente tiene pensamientos inicuos hacia una mujer por el tipo de ropa que está este usando. En distintas ocasiones se ha oído a mujeres decir "ese hombre me quito la ropa con los ojos", y estas mujeres no estaban vestidas provocativamente, sino que la mente de aquel que la estaba mirando era una mente sucia la cual necesita ser renovada (Efesios 4:24).

-“No con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos”. El peinado que la mujer debe llevar no debe ser escandaloso, ni ostentoso. Ciertas mujeres del tiempo del apóstol Pablo eran dadas al extremo uso de prendas; entretejían adornos de oro y perlas en sus peinados y vestían vestidos costosos para llamar la atención a sí mismas y hacer una exhibición de su 'status' social, a lo cual Pablo ordena que esto no sea practicado. Podemos ver que el apóstol no quiere que la norma sea la ostentación sino el orden sobrio con modestia.

-“Si no con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”. En la siguiente comparación, Pablo exhorta a las mujeres a no estar tan preocupadas en su apariencia física como ya mencionamos, sino que debían estar vestidas de buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. Las mujeres cristianas, que profesan piedad, deben ser caracterizadas, no por sus adornos externos y ostentosos, vestidos y joyas, sino por sus buenas obras, es decir una vida donde el centro de atención sea Cristo y no ellas.

El apóstol Pedro presenta una enseñanza similar:

“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos”, 1 Pedro 3:3-5.

¡Ahora o nunca!



El mandato está en pie: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”, Marcos 16:15.


¿Qué ha sucedido? ¿Por qué el mundo no ha sido evangelizado ni una sola vez?

Hay dos factores principales: El aumento extraordinario de la población del mundo, unido a la merma del poder de la Iglesia.

En el mundo nacen millones de seres humanos cada año. De esos millones, la Iglesia (incluyendo todas las iglesias, denominaciones, concilios, etc.), solamente alcanza el cuatro por ciento cada año. El 96% de esos millones de almas se quedan sin evangelizar cada año. Cada día el mundo se torna más pagano. La labor de la Iglesia está muy por debajo de las demandas de Dios.

La Iglesia ha perdido su poder, porque ha perdido su visión por las almas perdidas. El poder de Dios hace falta para ser testigos, para evangelizar al mundo (Hechos 1:8). Si no hay evangelización mundial en grande escala, al estilo de la iglesia apostólica, no hace falta el poder de Dios al estilo apostólico. Es por este fatal y criminal descuido en la evangelización mundial, que la Iglesia ha perdido su poder.

La Iglesia sin poder, ahora está entregada a planes y empresas sustitutas y secundarias, como actividades sociales, intelectuales, culturales, artísticas, teatrales, etc. Es doloroso el espectáculo de ministros del evangelio convertidos en empresarios teatrales. Si la Iglesia abandonara todas esas actividades sustitutas y se dedicara a su ÚNICA empresa, la evangelización del mundo en gran escala, el poder de Dios le sería restaurado en toda su gloria al estilo apostólico, y el mundo sería evangelizado en poco tiempo.

Estamos en la encrucijada del tiempo. Las tinieblas se ciernen sobre toda la humanidad. La sombra del Anticristo se proyecta sobre la política del mundo. Pronto terminará toda oportunidad.

Iglesia de Jesucristo, suelta las ataduras y levántate a evangelizar el mundo. ¡AHORA O NUNCA!

¿Qué o quién es un Cristiano?



Desde un punto de vista amplio cristiano es todo aquel o aquella que se relaciona visiblemente con la Iglesia de Cristo.


“Y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía”, Hechos 11:26; “entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano”, Hechos 26:28; “pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”, 1 Pedro 4:16.

El nombre significa simplemente “partidarios o seguidores de Cristo”. Pero ello fue providencia y muy útil, tomaron su denominación, no del nombre de su persona, Jesús, sino de su oficio, Cristo, el Ungido o Mesías, estampando así sobre sus propios nombres la gran verdad de que Jesús es el Cristo. Sus enemigos lo tomaron como un insulto que echarles a la cara, pero ellos lo recibieron como un honor y un privilegio, por el que valía la pena vivir y morir (1 Pedro 4:19), al seguir precisamente las pisadas del Salvador (1 Pedro 2:21). Ninguna honra mayor que llevar un nombre por el que expresamos que pertenecemos a Cristo.

Desde un punto de vista amplio cristiano es todo aquel o aquella que se relaciona 'visiblemente' con la Iglesia de Cristo. Ellos han sido atraídos y unidos a la iglesia o congregación 'externa' por medio del bautismo con agua y participan de las ordenanzas o sacramentos de la iglesia y demás actividades. Experimentan las bendiciones de la congregación y el mover del Espíritu Santo. Aunque todos pertenecen al pueblo 'visible' de Dios en la tierra, pueden o no pueden haber nacido de nuevo por medio del verdadero arrepentimiento y la fe personal. Por lo tanto, existen dentro de este grupo aquellos que aunque aparentemente forman parte del cuerpo visible llamado 'iglesia de Cristo', aun no se han convertido verdaderamente a Dios de todo corazón. El mejor ejemplo de aquellos no nacidos de nuevo son los hijos de los creyentes. Ellos nacen en un hogar cristiano, crecen en la iglesia visible hasta que algún día experimentan personalmente un encuentro con Dios en sus vidas. Tristemente algunos de los que entran en esta categoría no avanzan al verdadero arrepentimiento y a la fe salvadora y se apartan al mundo aunque algunos vuelven y tienen una experiencia genuina de salvación después de un tiempo.

Existen dentro del cuerpo visible algunos falsos hermanos y lobos que entran al rebaño con el fin de destruir. Estos no son parte de la iglesia aunque se mueven dentro del cuerpo visible. Son agentes de Satanás quienes se visten como ángel de luz para hacer daño a los creyentes y socavar y hacer naufragar la fe de aquellos que no están firmes en la verdad.

Desde un punto más 'estricto' un cristiano es alguien que ha nacido de nuevo (nacido del Espíritu Santo) y que es un hijo de Dios. Es miembro de la familia de Dios (Efesios 2:19). Es miembro del cuerpo de Cristo, la Iglesia, dentro de la cual ha sido bautizado en agua (Marcos 16:16). Es y desea ser miembro activo de una congregación local donde funciona junto con otros cristianos para el fortalecimiento y la edificación del cuerpo de Cristo (Hebreos 10:25; Efesios 4:11-16).

El cristiano verdadero desea estar con el resto del cuerpo (1 Juan 1:5-7). Uno que se llame cristiano y no desea estar o participar con otros creyentes pone en duda su fe. El cristiano está bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestes en Cristo (Efesios 1:3). Sus pecados han sido perdonados, está hecho completo y santificado por medio de la obra redentora de la cruz (Hebreos 10:10). Tiene vida eterna en Cristo quien mora dentro de el por medio del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Un verdadero cristiano permanece en Cristo, crece en la gracia y el conocimiento y persevera hasta el fin. El que no persevera o vive en pecado no ha conocido a Cristo aunque diga y aparente lo contrario (1 Juan 2:9, 11; 1 Juan 2:19).

lunes, 28 de noviembre de 2011

Confraternidad en Iquitos



Damos gracias a Dios, por esta Gran Fiesta Espiritual que empezó el día  viernes 19  y terminó el día Domingo 21 de agosto, este precioso evento se llevo a cabo en el local Otorongo de Dicha ciudad con una concurrencia de mil hermanos que se dieron cita en dicho local. La predicación de la palabra estuvo a cargo del Rev.  José Navarro presbítero de la región Callao, siendo a su vez un ex recluso cambiado por el poder de Dios. El día sábado  empezó con un poderoso ayuno siguiendo con el bautismo en agua para testimonio de que Dios cambia la vida de muchas personas que deciden seguir a Cristo hasta el fin de sus días , en la noche se siguió con la fiesta espiritual con canticos, especiales y contamos con  el testimonio del Rev.  Jhony Huamaní presbítero de la zona de Pucallpa. El día  domingo se realizo el culto misionero siendo el expositor de la palabra el Rev. Teófilo Estrada Maíz culminando en la noche con la celebración del aniversario de la iglesia 24 años de victoria en Cristo Jesús. De esta manera la Iglesia del Movimiento Misionero Mundial en la Ciudad de Iquitos, viene  celebrando su 24 Aniversario de ardua labor Evangelizadora en dicha ciudad. Gracias damos a Dios por las bendiciones que nos viene dando hasta ahora

Testimonio del Pastor Darwin Aquino Ortiz

El pastor Darwin Aquino Ortiz, nos habla un poco acerca de la obra que se desarrolla en el Canadá, específicamente en la ciudad de Calgary.
Por la gracia y misericordia de Dios el pastor salió de la
cárcel aquí en el Perú  y ahora esta compartiendo la palabra de Dios en otro país y nos manda con este video, un mensaje para ir y predicar la palabra de Dios al mundo entero con un sentir misionero.
Dios le bendiga



Cada día hay menos ateos y más cristianos




En lo que va de milenio, los "no creyentes" han perdido 2,7 millones de adherentes, y los ateos 1,37 millones. El protestantismo suma 60.000 fieles diarios, seguido del catolicismo que crece al ritmo de 34.000 personas al día, el Islam gana 79.000 fieles diarios y el hinduismo 37.000.
A nivel mundial el número de ateos y no religiosos disminuye día a día, según el estudio anual " Status of Global Missions ".En concreto, en lo que llevamos de milenio (de 2000 a 2011) la categoría "no religiosos" ha perdido 700 adherentes al día; mientras que la categoría "ateos" pierde 300 adherentes diarios.
En total estos últimos once años los "no creyentes" han perdido 2,7 millones de adherentes y los ateos han perdido 1,37 millones.
Si comparamos con 1970 (en plena revolución sexual en Occidente y ateísmo comunista en Europa), vemos que en 41 años el ateísmo ha perdido 28 millones de adherentes. En cambio, los no-religiosos han crecido en más de cien millones; debido a que al caer los regímenes comunistas, muchos que se declaraban ateos han pasado a declararse no-religiosos. De igual forma, en China, Vietnam y otros países aún comunistas, muchos prefieren hoy declararse no-religiosos antes que ateos.
En cualquier caso, en pleno siglo XXI, ateos y no-creyentes van a la baja.
Crecen todas las religiones
Por el contrario, las religiones crecen en el siglo XXI. Todas ellas. Incluso el pequeño judaísmo, que estaba de capa caída (15,1 millones en 1970; menos de 14 en el 2000) cuenta ahora con 14,9 millones de adherentes. El resto de creyentes de otras religiones se distribuye de la siguiente forma:
- El cristianismo, que suma en todas sus variantes 2.300 millones de personas, crece al ritmo de 94.000 personas al día (protestantes, católicos y ortodoxos). - El islam, con casi 1.580 millones de adherentes, crece al ritmo de 79.000 fieles diarios. - El hinduismo cuenta con 952 millones de adherentes, y crece en 37.000 cada día. - El budismo cuenta con 468 millones de fieles, y gana 13.800 al día. - El taoísmo y confucionismo chinos suman 457 millones, y ganan 9.300 al día. - Y las religiones étnicas, con 269 millones de seguidores, crecen al ritmo de 9.000 al día.
En total, en el mundo hay 2.000 millones de personas a las que nunca se les ha explicado el mensaje del evangelio. Otros 2.680 millones lo han escuchado alguna vez o lo conocen en cierta medida, pero no son cristianos.
La Iglesia Católica suma 1.160 millones de fieles, según este estudio, y gana 34.000 al día.
Las iglesias protestantes suman 1.125 millones de fieles en el mundo (incluyendo a los anglicanos). - Los carismáticos o pentecostales suman 612 millones, y ganan 37.000 cada día. - Los protestantes "clásicos" suman 426 millones, y crecen al ritmo de 20.000 al día. - Los anglicanos, centrados sobre todo en África y Asia, suman 87 millones, con 3.000 más cada día.
Finalmente las iglesias ortodoxas suman 271 millones de bautizados, y ganan solo 5.000 al día.
Los que el estudio llama "cristianos del margen" (Testigos de Jehová, Mormones, los que dudan de la Trinidad o de la divinidad de Jesús, etc...) suman 35 millones, y crecen al ritmo de 2.000 al día.
Otros datos
Por supuesto, la forma más sencilla de crecer es la natalidad: tener muchos hijos y adherirlos a la propia tradición religiosa. Otra forma es la conversión: es mucho más infrecuente pero se da en millones de personas cada año. La conversión más común es la de un cónyuge a la religión del otro. En 2011, los cristianos de todas las denominaciones habrán hecho circular 71 millones de biblias más por el mundo (ya hay 1.740 millones de biblias dando vueltas por el planeta, algunas de forma clandestina).