martes, 27 de diciembre de 2011

La queja como resultado de la incredulidad


Rev. JoséA. Soto Benavides

Hay una actitud quejosa que surge de la incredulidad y eso no agrada al Señor. Debemos saber que seguimos a un Dios de poder que tiene cuidado de nosotros.
“E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas”, Éxodo15: 22-27.

No es malo quejarse con Dios y decirle: “Señor por qué me pasa esto, por qué estoy padeciendo tal cosa, tal situación…”; y reclamarle dentro del ámbito de la referencia a las promesas que el Señor nos ha dado, y poder decirle: “Señor, tú me prometiste…” Y confiar y anclar nuestra vida en aquello, eso no tendría nada de malo.

Pero hay otro tipo de actitud quejosa que surge de la incredulidad y eso no agrada al Señor. Debemos saber que seguimos a un Dios de poder que tiene cuidado de nosotros. Si hay un problema Él podría resolverlo en un momento, para el Señor no hay nada imposible. En ocasiones el trato del Señor involucra algo que se llama tiempo, no tanto porque Dios lo necesite, sino que nosotros necesitamos ser procesados por Él.

Israel recibió experiencias únicas, un pueblo que vio la gloria de Dios y experimentó desde un principio la misericordia del Señor a su favor en una forma evidente. En la Biblia encontramos la salida del pueblo de Israel de Egipto, su salida fue con mano poderosa de Dios, fue el Señor que venció a faraón y al ejército egipcio. Israel era una comunidad de esclavos sin ninguna preparación para la vida, no había nada que pudiera decir que esa sociedad sobreviviría en la primera prueba que sería salir al desierto, un lugar inhóspito, la Biblia lo llama espantoso, lleno de toda clase de peligros, en la frontera de ese desierto estaban llenas de amenazas de reyes, enemigos de Israel, etc.

No ha habido en la historia humana un caudillo, que haya hecho la proeza de Moisés de haber sacado un pueblo de esclavos de Egipto, guiarlos por el desierto 40 años y llevarlos a las puertas de la herencia de una tierra, la tierra de Canaán, y que hayan subsistido como nación. Es una proeza que ningún caudillo ha podido hacer, ni podrá hacer, porque realmente no fue Moisés, fue Dios quien lo hizo a través de este líder. Moisés nunca se levantó a decir: “¡Así digo yo, así mando yo!” ¡No! Moisés dijo: “¡Así dice Jehová!”

Encontramos en el libro de Éxodo capítulo 15, el primer cántico en la Biblia, cuando los hijos de Israel milagrosamente salen de Egipto y cruzan el Mar Rojo, escapándose del ejército que los perseguía, al lado opuesto del mar ellos elevan un cántico al Señor y Moisés era el que guiaba en este cántico, leemos: “Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, yha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre”(Éxodo 15:1-3).

Y hasta el versículo 21 se extiende este cántico, que menciona a Dios en relación a algún atributo o alguna obra hecha a favor de Israel 45 veces. Amados lectores, el único que puede vencer al enemigo se llama Jesucristo, nuestro enemigo tiene poder, de eso no hay duda, es astuto y es fuerte, pero ¿sabe una cosa? Ya fue vencido, Cristo lo venció en la cruz del calvario triunfando sobre él. Moisés y el pueblo en este cántico alaban a Dios por su redención, por su dirección y por su victoria.

Pensemos en una sociedad que estaba desorganizada, que no tenía un rumbo fijo en la vida, eran personas que salían de la esclavitud, su vida no estaba organizada, ni siquiera en el aspecto familiar, porque ese vínculo podía ser roto en cualquier momento, por sus verdugos, ellos no eran dueños ni siquiera de su propia vida, no podían quedarse allí, ahora tenían que empezar el proceso en el cual Dios quería meterlos, así el Señor les dice: “¡Hay que seguir adelante, hay que marchar!”

Primero cantaron, alabaron y estuvieron contentos; pero ahora tendrán cierta situación que los llevará a quejarse. “E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua… Entonces el pueblo murmuró contra Moisés…” (Éxodo 15:22-24). La Biblia registra que después de entrar al desierto de Shur, pasaron a entrar al desierto de Sin, allí ya no tenían que comer, y también murmuraron (Éxodo capítulo 16). El desierto de Sin, es un desierto difícil, también nosotros tenemos que entrar en el desierto de Sin: sin comida, sin agua, sin amigos, sin respaldo aparente, sin apoyo.El desierto de Sin es necesario, para que también seamos probados por Dios y salir en abundancia y en victoria.

Cuando ellos entraron al desierto de Shur, y anduvieron tres días por ese desierto sin hallar agua; empezó la gente a inquietarse, de pronto llegaron a Mara, y todos corren desaforados porque quieren beber, pero se dan cuenta que eran amargas entonces no pueden beber las aguas de aquel lugar. Y esto los pone peor, es allí donde ellos levantan sus dudas, su incredulidad y reclaman a Moisés diciéndole: “¿Para esto nos sacaste de Egipto? ¡Esta es nuestra suerte, son estas las bendiciones que tú nos prometiste, como es que aquí vamos a morir de sed, en Egipto por lo menos teníamos agua, aquí no tenemos nada…!” El pueblo murmuró contra Moisés.

Amados, Dios sabe lo que hace. Y lo que fue un canto, luego, se convirtió en queja aquella que surge de la incredulidad. Qué triste cuando una vida que debe vivir agradecida con Dios se muestra rebelde. El solo hecho de haber visto la manifestación de Dios en Egipto, el poder de Dios a favor de su pueblo sacándolos con mano poderosa de Egipto, abriendo el Mar Rojo, sus enemigos pereciendo y ellos los israelitas saliendo airosos. Por qué vamos a cambiar en medio de una prueba, aquí los Israelitas tiene que aprender varias lecciones.

Una de esas lecciones es acerca de que la vida no puede ser sólo dulzura, la vida no puede ser sólo triunfo, la vida tiene sus luchas y sus victorias, tienen sus aguas dulces y también tienen sus aguas amargas. Si hoy tiene una prueba que puede ser: la enfermedad, la falta de dinero, la muerte, entre otras dificultades o problemas; pero allí estará él Señor más que nunca, allí estará Dios contigo, Él va estar con nosotros en medio de la lucha. La Biblia dice: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).

Entendemos que la vida nos presenta todos estos altibajos, muchas veces indeseables, pero que Dios tiene un propósito detrás de todo esto, lo que uno tiene que hacer es no temer, puede experimentar: la lucha, el dolor, la dificultad pero no temas sólo confía, ten fe en el Señor. Cuando tenemos fe en Él, estamos moviendo la más grande fuerza que puede haber en este universo, por eso que el Señor constantemente hablaba de tener fe, de confiar. El temor eclipsa los propósitos de Dios, de donde el que teme, no ha conocido realmente los tratos de Dios. Acuérdese que Dios conoce el camino, y Dios ha planeado algo mejor, como hizo con los Israelitas después de tres días, después de esa experiencia con esas aguas amargas “Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron” (Éxodo 15:25); pasaron ese tramo de la vida “y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas” (Éxodo 15:27).

Amado, echa tu carga sobre el Señor, confía en Él y Él hará, porque Él conoce el camino de tu familia, a cuántos hemos conocido que han llegado al Señor que estaban arrastrados por Satanás, llenos de dificultades, de vicios, totalmente abrumados por la soledad, desechados por su propia familia; pero hoy en día son familias firmes que sirven al Señor, que aman a Dios, que son fieles a Dios y son muy felices.

Los Israelitas tenían que entender otra lección muy importante y era que ellos necesitaban conocerse a sí mismo, cada experiencia revela lo que en verdad somos. Por ejemplo, los análisis que el médico nos pide es para saber qué enfermedad tenemos. ¿Qué hace la prueba? Revela lo que somos, porque el diablo tiene un viejo argumento, ¿sabe cuál es unos de los argumentos más viejos de Satanás? El diablo dice que nosotros servimos al Señor, por lo que Él nos da.

“¡Quítale todo lo que le has dado!”Le dijo el diablo a Dios acerca de Job, “¡Y verás que te blasfema en tu presencia!” Si se atrevió a decir eso de Job, no crea que lo tratará distinto, él va por ahí para acusarlo. Y a Dios le puede decir: “Quítale algo, que lo echen del trabajo, que lo degraden, que el banco le quite la casa…”, el diablo es un mentiroso. Aquí Israel demostró que en medio de la prueba le salió el cobre, no brilló el oro. En medio de la dificultad se prueba quién es quién, no es en medio de la gran bendición, es en medio de la prueba; porque cuando tocan esta carne, cuando tocan este ego; cuando tocan las cosas que tenemos: vestido, comida, techo, etc.; allí se prueba realmente de lo que estamos hechos.

En el caso de Job, el diablo se inventó aquella sarna maligna exclusiva para Job, y le puso esa sarna desde la cabeza hasta los pies, esperando que Job blasfemara, pero en lugar de blasfemar lo que hizo Job fue bendecir a Dios, y lo que hizo Job fue conocer mejor a Dios después de la prueba, porque lo vio en el torbellino y gritó diciendo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza”(Job 42:5-6).

¿Y no era una blasfemia lo que el diablo estaba esperando? pero se dio cuenta que chocó con piedra, ¿con qué choca el diablo cuando te ataca a ti?, ¿qué es lo principal en tu vida?, ¿qué fue lo principal para este hombre? Job mismo lo dijo: “Yo sé que mi Redentor vive”(Job 19:25), eso es lo principal. Allí estará el diablo esperando que blasfemes, que dudes, que tu fe se desacomode, que empieces a decir cosas que no debes decir, pero recuerda aquellas palabras de Job y entonces dirás: ¡Yo sé que mi Redentor vive, y pase lo que pase sigo creyendo en Él!

Israel debió pensar en la redención, debió pensar en la salvación; no debió pensar en la prueba para luego blasfemar o dudar de Dios; nosotros somos salvos y eso es lo principal, el diablo no puede robarnos esto, puede ser que por alguna opción o permiso de Dios el diablo pueda quitarte algo que en esta vida te pertenece, no estamos excepto de nada, pero no es eso lo que nos hace estar aquí, no es eso lo que nos hace perseverar, eso son añadiduras, el pueblo de Israel debió pensar: “Si Dios nos sacó de Egipto y de las garras del faraón, y nos metió por ese mar y pasamos en seco, entonces va a aparecer agua de un momento a otro, puede ser que el agua no la veamos por ahora, pero el agua llegará, seguiremos esperando en Dios”.

Por eso es que Dios los probó una y otra vez, para ir desalojando del corazón de ellos todas esas basuritas que todavía estaban en ellos, eso en alguna medida se justifica, si hemos de ser misericordiosos con Israel, porque acababan de empezar; pero hermano tenemos que crecer en la fe, tenemos que fortalecernos en Dios; creer con certeza, esperar lo que no ven nuestros ojos, eso es fe.

Un hermano fue llamado a juicio, y testificó de su esperanza en el Señor, y el juez le dijo: “¿Usted piensa que después de muerto, Dios lo va a estar esperando allá arriba en el cielo?” Y él le dijo: “¡No, no lo pienso, lo sé!” Porque al diablo no hay que andarle con ambigüedades, y lo que nosotros tenemos de Dios, no es para vivir ambiguamente, es para saber en quién hemos creído.

Dios nos ama hermanos y si a veces permite que tengamos nuestras aguas amargas, esperemos las palmeras y los pozos que vienen más adelante, Él nunca nos va a dejar, Dios dijo: “No te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5). Han leído alguna vez ese poema llamado Huellas, ese poema lo escribe un hombre que se halló en grande zozobras espirituales, en el poema describe que va caminado por una inmensa playa, pero no va solo, el Señor va con él, ¿cómo lo sabe? Porque van las huellas de él y del Señor al lado; pero cuando empezó a accidentarse el camino, y vinieron momentos peligrosos, muchos precipicios; ahora sólo veía unas huellas, las de una persona, y pensó que ya no estaba el Señor.

Más adelante le preguntó a Dios por su ausencia, la respuesta del Señor fue: “¡Yo siempre estuve contigo hijo mío, nunca te abandoné!”. Dijo el caminante: “Sí, pero nunca vi tus huellas”. El Señor le respondió: “Las que vistes no eran tus huellas esas eran las mías, porque en ese momento te tomé en mis brazos, te levanté y te cargué, porque no quise que resbalaran tus pies, en ese momento difícil quise tenerte en mis brazos para darte seguridad”. Amado, nuestro Dios está con nosotros, cuando el diablo te diga que Dios no está contigo, repréndelo, cuando el diablo te diga que Dios no oye tu oración, repréndelo.

Las pruebas nos hacen conocer mejor a Dios. Luego de la experiencia en Mara, donde el pueblo murmuró, el Señor le mostró un árbol, y Moisés lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. O sea que los árboles son usados, en la Biblia tenemos tres grandes árboles: 1) El árbol del conocimiento del bien y del mal, 2) el madero, que se llama la cruz, y 3) el árbol de la vida.

1.-El primero es elárbol del conocimiento del bien y del mal

En algún lugar del paraíso se encontraba elárbol del conocimiento del bien y del mal, éste se convirtió en un árbol de juicio y de muerte por la desobediencia de Adán y Eva.

2.-El árbol que se llama la cruz

Pedro lo llama un madero, es la misma palabra que se usa para definir o decir árbol. La cruz es también un árbol, pero no es un árbol que pueda producir muerte, aunque sí lo fue en el Señor, pero en nosotros produce vida; no importa que las aguas sean amargas, si pones ahí el árbol de la cruz esas aguas se van a endulzar.

Puedes permitir que el árbol de la cruz se siembre en tu problema, en tus aguas amargas, en tus dificultades; hermano y amigo esas aguas van a ser endulzadas; ellos no conocían a Dios como el que sana, pero después que el Señor sanó las aguas, les dijo: “Yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26).“Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”, 1 Pedro 2:24.

3.-El último árbol es el árbol de la vida

La Biblia dice: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”,Apocalipsis 22:14. ¿Sabe usted que hay un árbol de la vida? Cristo es la vida, Cristo es el dador de la vida, tú puedes recurrir hoy, como tuvo oportunidad Adán al árbol de la vida.

¿QUIERES CONOCERLO HOY, EN OTRA DIMENSIÓN? ¿QUIERES CONOCER AL DIOS VERDADERO EN SU INTENSIDAD DE AMOR? HOY EL SEÑOR TE LLAMA Y PUEDE ENDULZAR TU VIDA, PUEDE PONER UNA SONRISA EN TUS LABIOS, PUEDE LLEVAR GOZO A TU FAMILIA, PUEDE LLEVAR GOZO A TU CORAZÓN DOLIDO, Y TE PUEDE LLEVAR DE HOY EN ADELANTE A AGUAS DE ABUNDANCIA Y AL OASIS DE SU PRESENCIA.

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