Aborrecí… la vida, porque… todo es vanidad y aflicción de espíritu. – Eclesiastés 2:17.
• Sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. – Jeremías 29:11.
–Los progresos técnicos y científicos proporcionan una vida más agradable, pero ciertos avances constituyen nuevas amenazas para el mañana.
–Los cambios políticos han aportado más paz y estabilidad económica a ciertos países, pero a otros les ha traído más caos.
–¿Ha mejorado el hombre? Es lo que se ha esperado durante mucho tiempo… Pero, ¿acaso no sigue siendo «un lobo para el hombre»?
–La esperanza de vida aumentó, pero la muerte sigue siendo el final ineludible de toda vida.
Entonces, ¿hay una esperanza más allá de las desilusiones? Sí, hay una razón para tener esperanza: la buena nueva del Evangelio. Dios, Señor de la vida y de la muerte, nos ama.
Por ello dio a su Hijo Jesucristo quien soportó el suplicio de la cruz y resucitó para solucionar el problema del pecado. A todo el que lo desee, aún hoy le ofrece el perdón, la paz y la vida eterna en su reino, en donde no habrá sufrimiento.
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